Mediante un decreto del Poder Ejecutivo, el 25 de octubre de 1945, se le otorgó a la “Fundación Miguel Lillo” la personería jurídica para que funcionara como entidad autárquica, ratificando una decisión tomada en 1932 por el Consejo Superior Universitario de la UNT. A partir de este momento, el legado de Lillo quedó en manos de una comisión asesora vitalicia y sus funciones dependerían del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública.

Como parte de las nuevas funciones que adquiriría la institución tras este cambio de personería, se encontraban la atención de los gastos de mantenimiento y generales del mismo y de la fundación, el cuidado de las colecciones de historia natural y la prosecución y desarrollo de las tareas de investigación científica.

Además, quedaba a cargo de esta Comisión Honoraria el Instituto anexo a la Universidad, la publicación del “Genera et Species Plantarum Argentinarum” y de la revista “Lilloa”.

Fuente: Diario La Unión 26/10/1945 – Archivo Histórico UNT